lunes, 16 de marzo de 2020

Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia

Identidad y memoria

El ejercicio sistemático del  terror –caracterizado por  la desaparición  de  personas  y  la  existencia  de  centros clandestinos de detención– desplegó otro mecanismo siniestro: la  apropiación  de  menores.  Los  responsables del  terrorismo de Estado  consideraban que para completar  la  desaparición  de  la  forma  ideológica  que pretendían exterminar era necesario evitar que ésta se transmitiera  a  través  del  vínculo  familiar.  Por  eso,  se apropiaron  de  los  hijos  y  las  hijas  de muchos  de  los desaparecidos. Como  dicen  las Abuelas  de Plaza  de Mayo en su página web el objetivo era que  los niños  «no sintieran ni pensaran como sus padres, sino como sus enemigos» (1).
El procedimiento de apropiación de niños y niñas se llevó a cabo de diferentes maneras. Algunos fueron secuestrados junto a sus padres y otros nacieron durante el  cautiverio  de  sus madres  que  fueron  secuestradas estando embarazadas. Muchas mujeres dieron a luz en maternidades de modo clandestino y fueron separadas de sus hijos cuando éstos apenas habían nacido.
La cantidad de secuestros de jóvenes embarazadas y de niños y niñas, el funcionamiento de maternidades clandestinas  (Campo  de Mayo,  Escuela  de Mecánica de  la Armada, Pozo de Bánfield  y otros),  las declaraciones de testigos de los nacimientos y de los mismos militares demuestran que existía un plan preconcebido. Es decir: además del plan sistemático de desaparición de personas, existió un plan sistemático de sustracción de la identidad de los niños.
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